[imagen Scott G. Brooks © www.scottgbrooks.com]
Siempre hemos necesitado de la comunión. Nunca hemos sido capaces de sobrevivir a solas en un mundo que nos es hostil y hemos necesitado el poder contar con el otro para sentirnos seguros. Hoy en día la tecnología nos está proporcionando la posibilidad de una vida radicalmente individual y al mismo tiempo confortable.
Esta transformación se ha producido a una velocidad eléctrica, mucho mayor que la transformación neuronal que borrará por completo la necesidad y el recuerdo del otro. Y ahí andamos, entre la nostalgia y la curiosidad.
La ciudad, espacio de subjetivación por excelencia, vemos como ya no proporciona experiencias políticas de conexión sólo espacios estéticos de desconexión.
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