futurismo * 2

 [imagen: Tullio Crali, 1939 · Incuneandosi Nell'Abitato]

El avance tecnológico no puede asegurar el bienestar por él mismo. Nada nos puede asegurar que vivir en una casa paramétrica resultará una experiencia más placentera que la de vivir en una casa ortogonal. Y no nos creemos del todo reaccionarios, pero la necesidad de transformación del entorno por la tecnomodernidad y su rechazo por el conocimiento acumulado del entorno nos parece una actitud un tanto vanidosa. Hay que ser valiente en las propuestas y aceptar la posible equivocación, no podemos aspirar a saberlo todo antes de actuar, de hecho, ni siquiera sabemos lo que es TODO. Pero hay propuestas que parecen invivibles.

2,75 gr/cm3

[image by: noseq.com/deportes]

Suponemos que el primer hábitat reconocible es aquel que se dio en algún momento del paleolítico, donde grupos de personas se resguardaban en el interior de cuevas. Pero llegó un momento en que esas personas quisieron vivir en un lugar determinado y tuvieron que inventar un montón de cosas: la ganadería, la agricultura o la arquitectura. Suponemos también que aquellas primeras construcciones fuera de la cueva respondían a unas necesidades puramente físicas … proximidad a un rio o a una tierra fértil, visión del territorio. Pero  no sabemos cuándo empezaron a utilizar esas construcciones para significar alguna cosa. Una acción que ya hacían con dibujos y sonidos dentro de las cuevas. ¿Qué clase de cosmovisión/motivación tenían la gente que hizo el esfuerzo de arrastrar las piedras de Stonehenge o de los Moais?

Incerteza

 [Descartes by Urban · 2011]

Delante de una situación de incerteza, el sentimiento de vulnerabilidad es una reacción natural. Nuestra incerteza ha llegado a tal punto que ya ni creemos que la pregunta de si se puede construir un entorno ordenado tiene sentido. Así que estamos condenados a vivir en la vulnerabilidad, o lo que es lo mismo, en la libertad. Pero hay momentos en los que se hace demasiado difícil y preferiríamos (-rimos) mil veces creer algo como seguro, que continuar con esa sensación de vacío que llega a amargar. Dicen que la gente ya empezamos a estar cansados, que el cambio está a la vuelta de la esquina, pero no sabemos hasta qué punto deseamos el horror que significa el dejar de creer en lo conocido y pensarlo todo de nuevo. Lo de demoler la casa donde vivimos y construir otra, hoy en día es más que nunca una decisión demasiada angustiante porque somos conscientes de nuestra incapacidad de saber construir otra sin tantas goteras.

Espacio Privado

[imagen Georg Schrimpf · 1925 · Woman on a Couch]

“…si te encuentras a alguien que te dice rotundamente ‘sé que Dios no existe’, no tienes delante de ti a un ateo, sino a un imbécil. Es un imbécil que torna su falta de fe por saber. Asimismo, si te encuentras a alguien que afirma: ‘sé que Dios existe’, en este caso tienes delante a un imbécil que tiene fe…”

(fragmento del libro “Invitación a la filosofía” Ed. Paidós 2002, André Comte-Sponville)

No hay manera de llegar a un absoluto. Razones, sólo podemos contar con las razones para poder creer en una determinada cosa. Pero hoy en día nada parece razonable, y ese desconcierto se refleja en la inexistencia del espacio público, nos prohibimos utilizarlo.

(in) seguridad

 [imagen de Jesús Malverde by  //cabecativa.wordpress.com]

En algún momento las personas dejaron de seguir unas leyes evolutivas puramente ‘naturales’ para seguir las propias como seres sociales. Aunque la biogenética nos prometa otra cosa para los próximos años, continuamos siendo biológicamente animales, eso sí, sometidos a una cultura. En el proceso de humanización hemos aumentado nuestra dependencia social y por lo tanto moral, habiendo llegado a un extremo impensable en un principio. A veces pensamos que hemos borrando toda nuestra responsabilidad individual. Para que esa vida social pueda darse en un espacio, la seguridad, ha de ser una característica indispensable, con miedo no existe espacio público, no existe sociedad y no somos. ¿Y cómo eliminamos las amenazas?



Los homínidos ( II )

[image by www.elpuercoespin.com.ar]

Hasta ahora las comunidades necesitaban de una espacialidad, de un lugar físico donde poder desarrollar sus actividades, sus reconocimientos. No hay duda de la importancia de los asentamientos como una de las características que definen a la humanidad. Lo peor que nos puede pasar como personas es caer en el destierro, el no pertenecer a nadie. Pero nos preguntamos hasta qué punto la propia materialidad o corporeidad del emplazamiento es esencial, aquellos hombres y mujeres de la foto de arriba, nómadas, sin un lugar fijado en la tierra, pero que ya sabían de la muerte, que ya hacían signos, ¿se pueden considerar humanos? La duda de la innecesaridad del espacio nos aborda ahora al observar todas las comunidades virtuales (con códigos de conducta tan establecidos y reconocibles como los que rigen cualquier contacto humano ‘real’) que existen en un limbo [meta]físico. Tal vez el espacio no sea tan importante como hemos creído.

Los homínidos ( I )

 [image on Proceedings of the National Academy of Sciences]

Nuestro ideario evolucionista nos explica que cuando hay una saturación del sistema, sea éste el que sea, bien la ciudad, el conjunto de la sociedad o el propio individuo, se produce una adaptación, una transformación para no acabar desapareciendo del todo y poder subsistir. Una característica común a esas épocas de mutación es el cambio en la percepción espacio-temporal que sufren sus protagonistas. Si nos fijamos en los momentos de grandes crisis ya pasados (en la historia de occidente, claro) podemos ver como la manera de entender “el entorno” de un antiguo no tiene nada que ver con la visión teológica de alguien que vivió la edad media, y ésta a su vez, no se parece en nada a la visión mercantilizada de la nuestra, los modernos. Hoy en día, si miramos a nuestro alrededor y vemos los googlemaps, tomtoms, facebooks, twiters y el sinfín de nueva tecnología que transfigura la percepción del espacio y el tiempo, tal vez podamos concluir que también hoy se está engendrando una nueva época de cambio. También el evolucionismo nos ha enseñado que en muchas ocasiones las re-adaptaciones se producen de manera violenta, esperemos que esta vez no sea la peor.

Monólogo

[image via analogueforever.wordpress.com]

La arquitectura y sus proyectistas/ideólogos (sean quienes sean) muchas veces han pronunciado un monólogo, un discurso a veces sincero y otras moralizador o simplemente vanidoso …. vamos, como un blog. La conversación sin embargo se ha producido pocas veces, ese momento en el que los interlocutores se reconocen y se respetan y hacen por entender los puntos de vista del otro. En los últimos tiempos se está haciendo un esfuerzo por establecer ese diálogo entre los proyectistas y los inmediatos habitantes del lugar a modelar, lo que pasa es que ninguno de los dos grupos tiene nada que decir, tan sólo se miran y levantan las cejas.

La crisis

 [autor: George Grosz · Exequias · 1920]

¿Hasta qué punto los arquitectos se han aprovechado de la voluntad (o necesidad) de transcender que tenemos las personas para vender simbología? Las mayores de las veces han contado con el beneplácito del poder y por tanto sabían que poca gente se atrevería a ponerlos en juicio. Pero hoy en día no hay entidad que sea capaz de generar una utopía colectiva, una invención que sea creíble aunque sólo sea en los planteamientos. El discurso arquitectónico se encuentra en crisis, no por la situación consecuente que nuestra actuación orgásmica-económica de las últimas décadas sino porque está vacío de contenido. Y costará más tiempo pensar en cómo llenarlo que en que los mercados nos saquen de la crisis.

El último hombre

[cartel de la película: The last man on Earth · directed by: Ubaldo Ragona & Sidney Salkow]

Siguiendo el razonamiento de aquellos que dicen que la satisfacción que sentimos por nuestro mundo (los afortunados que nos ha tocado vivir aquí) nos ha llevado a la destrucción de la voluntad de cambio, hay que aceptar el final de la historia como verdad.  

Y si aceptamos que se ha terminado la historia tenemos que aceptar también que ha acabado la política ya que ésta tan sólo cobra sentido enmarcada dentro de la historia. Por lo tanto se generará un nuevo espacio público únicamente cuando vuelva a arrancar la historia. Si la acción es la negación a lo dado, a lo establecido, es cierto, ya nadie actuamos. Ahora sólo falta saber cuánto tiempo aguantaremos antes de hastiarnos viviendo en el eterno domingo en el que vivimos.

La Calle

[título: la calle ·  autor: Balthus · MoMA]

Vivimos en una mezcla rara de sociabilidad y egoísmo. Aunque renunciamos a una parte de nuestro egoísmo para no ser excluidos del grupo, no estamos dispuestos a renunciar de todas nuestras necesidades. Somos seres sociales por necesidad más que por naturaleza. Y claro, como consecuencia de esto, en un grupo existen personas con intereses distintos y con diferentes historias. No es cierto que todos tengamos que movernos en la misma dirección, por mucho que el proyecto moderno intente homogeneizarnos. Pero tenemos que guardarnos de poder compartir algo porque sin un compromiso común todo esto tampoco tendría sentido. La construcción de ese compromiso pasa por atender el espacio público, como ha pasado en los últimos meses en las acampadas de las muchas plazas del estado. A ver qué compromiso sacamos de esto  que no sea demasiado despótico…

Percibimos

[imagen by Urban]

Los estímulos que percibimos a cada instante son codificados en cada momento de manera diferente. No hay una única manera que un entorno (o arquitectura, o paisaje, o construcción artificial) nos impresione. Las necesidades que tenemos en aquel momento determinado, el aprendizaje que poseamos, la situación emocional en la que nos encontremos, son algunos de los factores que determinan nuestra manera de percibir. Aprendemos a percibir.

Cuando percibimos, le ponemos a aquello una palabra, algo que nos haga reconocerlo en función de lo que ya sabemos. Todo lo que percibimos se encuentra cada vez más condicionado por nuestro pasado, por nuestra memoria. Y necesitamos conocer el entorno para sobrevivir, y resulta que nuestra percepción de él cambia, uf, no terminaremos nunca …

Desconocido

 [fotografía by Urban · Barcelona]

El otro día encontramos una nota (el autor de la cual no nos acordamos) en un trozo de papel que explicaba:

“…. con el retroceso del espacio natural, se produce un retroceso en el entendimiento del entorno, en consecuencia la capacidad del lenguaje retrocede, en consecuencia la capacidad reflexiva retrocede, en consecuencia el hombre racional retrocede, en consecuencia la desesperación avanza …”

vale, retrocedemos y retrocedemos pero al mismo tiempo continuamos necesitando transitar juntos en alguna dirección.

La plaza pública ( II )

[imagen Tokyo modified by Urban]

Vivimos en una tradición filosófica que ha creído posible que la obtención de una verdad absoluta era posible. No hace tanto no nos diferenciábamos demasiado de esas culturas donde las leyes son dictadas y deben respeto a la gracia divina. Y a veces continuamos pensando que así puede llegar a  ser, eso sí, intercambiado gracia divina por cosas rarísimas. Lo peor que podemos hacer es negar nuestra capacidad para inventar aquello en lo que queremos creer. Esta cualidad es la única que nos separa y al mismo tiempo nos une, en otras palabras, somos en la medida que participamos del espacio público, de la razón pública. No hay duda, la banalidad del mal consiste en repetir juicios externos.

La plaza pública ( I )

 

 [imagen by Urban]

Desde que queremos ser modernos, se sabe que la emancipación del hombre pasa inevitablemente por el dominio del espacio público. El dominio del espacio constituye el elemento sustancial del poder social: –compañeros tomemos las calles ¡! [es una frase que se ha repetido en diversas ocasiones y circunstancias a largo de la historia]. El poder, o las personas detrás de él, han luchado por determinar la hegemonía ideológica y política controlando el espacio público, es decir, controlando las experiencias personales y sociales. Y volvemos a preguntarnos por el espacio web 2.0 …. Parece obvio afirmar que están apareciendo nuevas experiencias sociales, las que indiscutiblemente se están intentando dominar. Y la pregunta vuelve a ser: ¿estas ‘nuevas’ experiencias se están trasladando al espacio no mediado?

* poder ser *

[imagen by Urban]

La transcendencia consiste en creer en una realidad superior, según la cual se pueda establecer lo que está bien y lo que está mal. Poca importancia tiene que situemos esa realidad superior en el cielo, en el socialismo, en la promesa de un mundo mejor, en las ideas o en el futuro. Pero parece que necesitamos transcender, por más necia que nos resulte la idea de progreso. La arquitectura y el urbanismo han sido los encargados de materializar, es decir, de terrenalizar lo transcendente.

La casa del futuro

[imagen · Alison and Peter Smithson · “The house of the future” · 1956]

Las comunidades humanas se han caracterizado por establecer esquemas de asimilación de la realidad que les rodea. Necesitamos saber sobre nuestro entorno para poder sobrevivirlo. A partir de estos esquemas de asimilación, que estructuran de alguna forma el entorno, todas las sociedades han sido sociedades de la información. Hemos tenido que inventar maneras de crear, gestionar, almacenar y transmitir información que nos garantizara la perpetuación como individuos y colectivos.

Los sucesivos desarrollos tecnológicos asociados a la gestión del conocimiento han sido, entre otros, uno de los factores claves a la hora de entender la evolución de las ideas de identidad individual y colectiva. En líneas generales, la tecnología es un elemento de mediación entre las persones y la realidad. Pero cuanto más sofisticada es esta tecnología, más distancia hay entre las personas y aquella realidad que pretende ordenar.

¿Alguien nos puede dibujar facebook?

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[infografía by URBAN]

Nos preguntamos cómo estarán afectando a la percepción del espacio y el tiempo todas las experiencias que estamos acumulando en las redes sociales y demás webs 2.0, y qué nuevo paradigma espaciotemporal estamos generando. Porque no hay duda, toda esta tecnología está proporcionando una nueva manera de mirar y recordar la realidad. Nuestra memoria seguro que está siendo modificada por los cientos de imágenes que tomamos y compartimos en la red. Nuestra percepción del espacio seguro que está cambiando al poder sobrevolar desde la plaza roja de Moscú o la barriada más desdichada de Bogotá. Nuestra percepción del tiempo seguro que está cambiando al poder ver ahora y cuantas veces queramos lo que pasó hace un año.

El espacio se contrae y el tiempo se dilata …. y nunca antes había pasado de esta forma.

Mierda de artista

[imagen obra del artista Piero Manzoni · 1961]

El otro día escuchábamos hablar de la transustanciación que se ejecuta en las obras de Warhol y cómo por ARTE de magia una caja de estropajos pasa de las estanterías de un supermercado a los mejores museos, alcanzando cotizaciones astronómicas. Y fue increíble con que velocidad, los asistentes desviamos el debate hacia la propia persona de Warhol, es decir, el papel del artista como ejecutor del milagro. La arquitectura ha sabido sacar provecho de esa necesidad arraigadísima en nuestro imaginario: el chamán, el emperador, el rey, el cura, el cacique, el dueño, el patriarca, el artista, en fin alguien que está en contacto con no sabemos qué, ¿cómo si no se explicaría el star system arquitectónico?

Sapere aude

[Sello conmemorativo 200 años muerte Immanuel Kant · US]

¿Qué arquitectura está bien? Es una pregunta que siempre vuelve.

En el pasado, utilizamos muchas fuerzas buscando la independencia de los miedos y las recompensas del más allá, y llegó un momento en el que lo conseguimos: nos libramos de los dogmas religiosos. Dejamos de creer en una iluminación que nos revelara qué teníamos que hacer y por fin el individuo tomó toda la fuerza reflexiva. Pero sin saber cómo, se nos coló la más extenuante figura de la moral religiosa: el deber absoluto. Y por más posmodernos que nos declaremos, todavía nos estamos preguntando cómo tiene que ser la arquitectura.

¿Y cómo tiene que ser?

Mixofobia vs. Mixofilia

                        [fotografía by URBAN · Grafiti en Poble Nou / Barcelona]

Las comunidades son cada vez más complejas y el tiempo invertido en cohesionarlas es menor. En estas circunstancias es necesario que aparezca un temor al otro, al desconocido. Y el espacio público es sólo un espacio de tránsito donde es muy difícil detenerse para conocerse.

“… el miedo a lo desconocido que se palpa, aunque sea subliminalmente, en la atmósfera pide a gritos una válvula de escape convincente. La ansiedad acumulada tiende a descargarse contra determinados forasteros, elegidos para que personifiquen lo raro, lo inquietante, lo impenetrable de algunas costumbres, la vaguedad de ciertos peligros y amenazas. Echando de sus casas y de sus tiendas a cierta clase de forasteros se consigue exorcizar por algún tiempo el fantasma aterrador de la incertidumbre; así se conjura el monstruo espantoso de la inseguridad …”

Fragmento del libro: BAUMAN, Zygmunt (2005) Confianza y Temor en la ciudad, vivir con extranjeros. Arcadia, Barcelona

Memoria

                                           [Portada libro Vladímir Mayakovski, 1914]

Existe un discurso tecnoentusiasta que no llegamos a comprender. Vale, estamos todo el día revisando el feisbuk y el mail, pero esta hipercomunicabilidad no es proporcional a la posibilidad de crear una nueva realidad. Es más, una de las consecuencias de ese alejamiento de la realidad es que cada vez es más difícil comprender la realidad real  e inmediata que nos rodea. La realidad virtual de los medios o de las comunidades digitales es fragmentaria y no facilita ni el recuerdo ni la memoria. Paradójicamente las tecnologías permiten la extensión ad infinitum de la capacidad humana de memoria y al mismo tiempo imposibilitan la facultad de recordar.

La 'Fiesta'

“… Hoy el noble y el villano,
el prohombre y el gusano
bailan y se dan la mano
sin importarles la facha.

Juntos los encuentra el sol
a la sombra de un farol
empapados en alcohol
magreando a una muchacha.

Y con la resaca a cuestas
vuelve el pobre a su pobreza,
vuelve el rico a su riqueza
y el señor cura a sus misas …”

[fragmento letra canción ‘La Fiesta’ · Joan Manuel Serrat]

Para configurar una comunidad se necesita (o al menos hasta ahora) compartir con el otro un espacio durante un tiempo. Es la única manera de (re)conocernos y presentarnos respeto. Sólo de esa manera nos sentimos un poco más seguros, cuando sabemos que podemos contar con alguien más que con uno mismo,  pero ese lujo cuesta … tiempo.

Hoy en día las ciudades están inmersas en procesos globales, mundiales o qué sabemos nosotros. El hecho es que como consecuencia de éstos, las colectividades que comparten un mismo espacio cada vez son más heterogéneas y por lo tanto más complejas. Es decir, ahora deberíamos invertir una cantidad mayor de tiempo para llegar a conocer nuestro entorno.

Por otro lado, cada vez fragmentamos más nuestro tiempo entre todas las realidades virtuales y presenciales que nos hemos inventado y en las que tanto nos gusta estar. Estamos cada vez menos en cada una de ellas porque se multiplican por momentos.

No es de extrañar que el miedo producido por no  conocer nuestro entorno y quien lo habita vaya en aumento. Y estamos advertidos: de alguien aterrorizado sólo puede esperarse reacciones espasmódicas.

Esto matará a aquello

            [Imagen · Ilustración de la edición original de Nuestra Señora de París by: wikypedia]

Hay interés en dictar qué tenemos que pensar, cómo lo tenemos que hacer y cómo afectará esto a nuestros actos cotidianos. Una vez claro qué es lo que se quiere vender, se tiene que exponer para que la gente se vaya familiarizando con el discurso. La famosa frase “esto matará a aquello” del libro Nuestra señora de París (Notre-Dame de Paris) de Victor Hugo vaticinaba la muerte de la arquitectura por la imprenta (el libro) como vehículo de transmisión del mensaje del poder. Hoy internet nos anuncia la próxima muerte.

En muchas ocasiones el poder busca la complicidad de la clase instruida, ofreciéndoles recompensas a cambio de su fidelidad y que declaren la legitimidad del discurso. En otras, el poder para salvaguardarse de críticas duras y de difícil réplica neutraliza a aquellos dispuestos a realizar preguntas incómodas azorándoles el espíritu con múltiples obligaciones. En estos casos, la crítica muere sobornada por la promesa de pertenecer a las privilegiadas clases de élite o simplemente extenuada por el sobresfuerzo que ha de hacer para realizar una tarea mínimamente digna.

Vale, pero, ¿qué discurso está ahora difundiendo internet? y ¿cómo lo difunde? y ¿cómo afecta al espacio público? y ¿quién dicta qué? y ¿el poder de hoy, qué es? y ¿el de antes, qué era?

*logías

                        [Imagen · Thomas Malthus from:/londonist.com/2007/11/londonomics_of]

Hace poco que ya somos más personas viviendo en entornos urbanos que en rurales, era inevitable. Ahora andamos preocupados en saber cómo modificar nuestro nuevo mundo para no saturarlo y no se cumpla la profecía que dice que los grupos de personas siempre crecen a mayor velocidad de la que el entorno puede asumir, llevándolos a una situación de insostenibilidad dramática.

Nuestra fe ilustrada nos hace creernos capaces de evolucionar y salvar esta situación. Pero la situación es desconcertante porque por un lado no tenemos otro remedio que continuar argumentando en base a lo que nos dicen todas las ciencias basadas en el tiempo (antropología, paleontología, biología y demás *logías) que desde la ilustración hemos utilizado para narrarlo todo, y por otro lado vivimos a diario experiencias que nos hacen intuir que se está produciendo un cambio radical en la percepción del tiempo y el espacio y por tanto todas las anteriores ciencias andan despistadas.

Arquitectura Amoral

                               [Portada revista SPIRIT, 1932, fundada por Emmanuel Mounier]

¿Tiene que cumplir la arquitectura con una moral? Creemos que no. Una arquitectura, al igual que toda expresión técnico-artística, no tiene por ella misma moral, es decir, no tiene ni obligaciones, ni deberes que cumplir. Pero la arquitectura siempre es percibida por alguien. Siempre hay una subjetividad, un yo, que la mira y la vive. Esa mirada juiciosa que dice si le satisface o no, es la única moral presente en la arquitectura.

En nuestros días las razones que utilizamos para realizar el juicio moral sobre la arquitectura están orientadas hacia la sostenibilidad, la accesibilidad y la corrección política (nuestros dioses posmodernos, los que más venden). En las propuestas para la nueva arquitectura estamos viendo aparecer nuevos valores estéticos muy distintos a los hasta ahora vigentes: fachadas protegidas con vegetación, cubiertas multifunciones, dobles pieles que velan y desvelan… Todas ellas con una ingeniosidad real.

Pasado

                              [fotografía by URBAN · Poble Nou / Barcelona]

Anda amando

                        [fotografía by URBAN · Barcelona]

Caminar, transitar, huir, dejar atrás, ir tirando … tal vez no podamos hacer nada más que eso, tal vez sea nuestra única ley de vida. Estamos constantemente cambiando de lugar, entonces recordamos, inventamos paraísos que siempre son perdidos. Nunca se nos deja volver atrás, se nos obliga a avanzar pero tenemos que hacerlo con cuidado no escojamos el camino de la muerte. Estamos siempre en movimiento con miedo a encontrársela al girar una esquina o mientras descansamos. Nunca podemos dejar de sentir la angustia.

Y a lo largo de nuestro camino vamos dejando rastros, voluntarios o involuntario. La ciudad está repleta de rastros de gente que anduvo por aquí hace poco o mucho tiempo.

Marcas y signos

                        [fotografía by URBAN · Guatemala]

Todavía hay un conjunto de signos bastante común y comprensible para una mayoría de personas. Si tuviéramos que adivinar cuál es el nivel socio-económico de quien vive en las casas de arriba, seguro que llegaríamos a un acuerdo rápido. Lo que habríamos hecho es proyectar nuestros prejuicios sobre la imagen. Y aquí nos gustaría remarcar, que entendemos prejuicio por razón compartida. El que haya querido decir quien haya construido esas casas, poca importancia tiene entonces. Somos nosotros quien las hace significar.

Tú y Yo

                        [Fotograma de la película Tú y Yo - An Affair to Remember-]

El espacio no es tan solo una geometría con colores y textura. Es también donde se produce la conversación, donde tú y yo exponemos nuestras razones. ¿Y él (el otro) quién es?

Puede ser que el espacio se impregne de nuestro lenguaje o que ya tuviera uno, en ese caso podríamos decir que significa algo. Es posible decir algo con la forma del espacio. El espacio se puede leer como un libro,  sólo se necesita que alguien, bien sea una institución o una o varias personas lo hayan escrito. La instrumentalización del espacio como altavoz de ciertos símbolos, valores o discursos está presente en muchas arquitecturas. Nos apuntamos a la idea que los textos dicen cosas diferentes en diferentes momentos. En nuestros días no sabemos sí es porque hay mucho ruido de fondo o que no entendemos lo que dice,  pero no se escucha a la arquitectura, cuesta leerla.

Dimensiones

                  [Puerta Sur del Ágora de Mileto]

¿Cuáles son las dimensiones óptimas de una ciudad? Imposible responder. En la antigüedad las distancias, las proporciones y muchos de los trazos tenían un origen animal, es decir, venían determinadas por las distancias y superficies que se podían recorrer o trabajar en una jornada solar. ¿Y antes? Quién sabe… se nos escapa el origen. El orden, la proporción y la forma están determinadas por el propio momento histórico y cambian en la manera que lo hacen las circunstancias. No hay duda que en nuestros días todo se está modificando y las formas de las ciudades no pueden hacer otra cosa que intentar adaptarse no para no desaparecer, porque no existe otro modelo que no sea el urbano para que vivamos en él, sino para ser proporcionar un intercambio más eficaz.

De lo único que nos podemos desprender de una vez por todas es de la necesidad de encontrar un origen, una medida mágica con la que poder comparar y valorar la ciudad.

Las Ciudades ( II )

“… pero las ciudades, más allá del cemento y el reloj, están hechas de anhelos y de miedos, de sueños y de creatividad. Con su concentración de energía y de aspiraciones humanas, las ciudades son asambleas en las que diariamente emergen las leyes no escritas que rigen la polis y la política. Antes de estar representados en el Parlamento, los ciudadanos estamos directamente representados por el tipo de ciudad en que paseamos y hablamos… “

PIGEM, Jordi (2009).  Buena Crisis. Ara Llibres, Badalona.

Las Ciudades ( I )

En la ciudad se producen un intercambio de intereses, todos ligados a la supervivencia, a la voluntad de vivir. Nos hemos inventado y creído profundamente que tenemos que vivir confortablemente (¿por qué no?) y esta confortabilidad es la que nos ha llevado a ciertos malentendidos o simplemente olvidar nuestra responsabilidad dentro de una comunidad. La ciudad no se quiere saber gran cosa, la mayoría de las veces sólo actúa de escenario sin decir nada. Es nuestra voluntad la de incidir en ella.

Hola a tod@s

‘Cosas Metropolitanas’ pretende ser una amalgama de pensamientos, ideas y apuntes sobre experiencias, objetos y elementos encontrados por sus autores en un entorno urbano. No creemos necesario el argumentar que vivimos una época extraña y nada clara. Conscientes que la verdad no puede ser organizada de una manera absoluta, no pretendemos con nuestras conjeturas vagas, difusas y generalistas realizar lo imposible. Sólo queremos pasarlo bien al intentar indagar sobre lo que nos rodea.

Saludos.