30 mar 2014

zoológico


[Guangzhou Opera House / Zaha Hadid Architects  foto: © Iwan Baan  via:archdaily]

Ya poca gente adulta visita sola los zoológicos. Resultan unas construcciones esperpénticas pero hipnóticas al mismo tiempo, recuerdan aquellos tiempos colosales de promesas ilustradas. En ellos uno puede revivir la caricatura de nuestro gran proyecto: la domesticación de la naturaleza mediante la razón.

Tal vez nos resulten tan desagradables al andar frustrados porque dichas promesas no han llegado. Hemos hecho todo lo que se nos pedía: renunciar a nuestra supuesta original naturaleza, creer en imperativos extraños,  identificarnos con objetos de tal modo que hemos llegado a convertirnos en puras mercancías, crear instituciones encargadas exclusivamente de hacer prevalecer nuestros derechos sobre las cosas; y aún así nada, la libertad, la igualdad y la fraternidad brillan por su ausencia. Da que pensar que en realidad lo que se jugó fueron los intereses de algunos y aunque muchos hemos salido ganando con el invento, otros muchos más andan encaramados a las farolas. Pero como buenos seres humanos, nuestra frustración no ha matado definitivamente nuestra ingenua esperanza. Hemos inventado la tecnociencia y con ella miles de nuevas promesas, las cuales hemos vuelto a comprar a ver si esta vez nos toca el especial.

Cierta arquitectura de hoy en día de rasgos zoológicos teatraliza esa neurótica idea, vencer a la naturaleza pero esta vez imitándola racionalmente. De ese modo se nos promete salir de una vez por todas de la jaula en la que nos encontramos y en la que hemos entrado por nuestro propio pie. Pero si aceptamos que estamos repitiendo la historia, habría que preguntarnos por los intereses ocultos detrás de la actual promesa, por la legitimidad de las instituciones que la promueve.

¿A quién le interesa esa arquitectura?

16 mar 2014

nuevo mundo


[fotograma película Star Wars - George Lucas]

En los últimos años se ha producido el nacimiento y expansión de un nuevo tipo de comunidades digitales que desgarran el tiempo y el espacio en un dimensión completamente diferente. Con esta aparición emergió conjuntamente una dislocación de los conceptos de tiempo y espacio que se habían mantenido estables durante siglos.

El resultado previsible de esta dislocación espaciotemporal ha sido la aparición de anomalías o disfunciones en los usos y prácticas de los espacios públicos y de tipo relacional entre las personas que los habitan.

Hoy en día ya podemos afirmar que es un hecho la coexistencia de dos realidades: una vinculada a las comunidades establecidas y mantenidas en las redes digitales y otra vinculada al yo físico. Somos la primera generación físico-digital de ciudadanos.

Nuestro nacimiento no ha sido regalado y nos debemos exigir una redefinición de los conceptos de espacio y de tiempo sobre la base de nuestro reluciente nuevo mundo dual. Y como consecuencia y necesariamente, tenemos que redefinir el concepto de espacio público.

La base de ese nuevo mundo dual está conformado por unas redes digitales excluyentes y sin aún ningún tipo de organización y unas instituciones físicas supuestamente encargadas de la construcción del individuo pero que están completamente obsoletas y que no contienen ninguna idea convincente.

Redefinir el espacio público sin saber lo que significa vivir tecnológicamente y sin ninguna institución que nos pueda ayudar a entender nada …. no nos lo hemos puesto fácil …