20 nov 2013

bloody mary


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“… Construir es un proceso biológico. Construir no es un proceso estético… Los arquitectos organizamos los materiales de construcción en una unidad constructiva según principios económicos, de modo que cada forma, la estructura del edificio, el color de los materiales y la textura de las superficies nazcan automáticamente y sean determinadas por la vida. 
Ambiente acogedor y prestigio no constituyen los “leitmotiv” en la construcción de la casa. Para el primero se mira el corazón humano y no a las paredes de la vivienda ¡! El segundo proviene de la actitud del dueño de la casa y no de su alfombra persa…” 
Meyer, Hannes – El arquitecto en la lucha de clases y otros escritos -1928 

Que el construir, o la arquitectura, no sea un proceso estético no lo compartimos. Creemos que toda arquitectura, como signo, nunca ha podido (ni podrá) desprenderse de la significación. Pero encontramos iluminadísimo el segundo párrafo. Ya en los veintes adivinaban cual iba a ser el escenario que nos esperaba al mundo occidental. Delante de esa visión se obcecaron en trabajar con la esperanza que no fuera así y lucharon por el corazón humano. Pero nada interrumpió su profecía y nos saturamos inútilmente de alfombras persas, entradas suntuosas y un sinfín de símbolos que en lugar de llenar sólo consiguen ensanchar el vacío. 

Actitud.

17 oct 2013

interpelaciones


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El entorno y las cosas nos configuran. Con esa afirmación gran parte de la fenomenología nos explica que somos en función de la interpelación recibida por el entorno. Es como si desde cada uno de nosotros se proyectara un arco eléctrico invisible hacia cada objeto que nos rodea (o al revés) y que somos en el momento que diversas corrientes se intersectan en nosotros. De esta manera también se explica la acción, como reacción causal de esa intersección de interpelaciones. Si seguimos este razonamiento podemos entender porque reaccionamos con desgana a nuestro entorno arquitectónico, un entorno que tiene que compartir espacio de banda con mil nuevos estímulos e intentar introducirse debajo del escudo que nos hemos construido para no morir sobrexcitados.

13 sept 2013

mediocridad


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Ni en la era de la información, ni en la era de la vigilancia total o la del petróleo, si tuviésemos que definir en una sola palabra la era en la que vivimos elegiríamos la de la mediocridad. Donde la crítica y la complejidad no tienen lugar, donde la velocidad lo es todo y más vale rápido que bueno. 

Resultaría difícil imaginar que la arquitectura pudiese huir de su propio tiempo. De hecho, la arquitectura de y para masas, es uno de los mejores ejemplos del empobrecimiento que vivimos, no económico (que también) sino de nuestro imaginario colectivo. Esa arquitectura y urbanismo generados a la velocidad de la luz, no pueden generar otros espacios que no resulten asépticos, incapaces de generar el sosiego suficiente para que sus usuarios se sometan al juicio ajeno. 

Nostalgia de lo real? … o tal vez nostalgia de lo invocado?

25 may 2013

τέχνη


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“… sin la técnica el hombre no existiría ni habría existido nunca. Así, ni más ni menos. “
Ortega y Gasset.

Hace ya mucho que hemos roto con la tradición metafísica que identificaba naturaleza y ser y que nos obligaba a juzgar aquello que hacíamos en función de cómo se parecía a lo natural, a lo esencial, a lo generado por esa fuerza omnipotente.
Por suerte se nos permitió pensar en un mundo mejor, donde no hiciese tanto frío o donde no morir por una simple infección. Nuestra conciencia del desconocimiento y nuestra voluntad de poder nos trajo no sólo a la ciencia sino también a la técnica y con ellas todos aquellos inventos sin los que no hubiésemos existido. Ellas nos prometían espacios exclusivamente nuestros en los que poder independizarnos de la naturaleza. Pero hoy en día parece que la técnica y la nueva tecno-ciencia se están separando de las personas, parece que estén tomando autonomía y poco les importa que sus inventores ya no sepan para que necesita un ordenador en el bolsillo.
Entendemos a la gente que razona en contra de la técnica, que siente nostalgia de una vida menos acelerada aunque no compartamos estas ideas. No creemos que un volver (¿a dónde?) sea la solución sino que simplemente tenemos que responsabilizarnos. La técnica no puede preocuparse por el “tener que”, su razón la tenemos que generar nosotros. Y aunque haya un creciente desequilibrio entre el poder que proporciona la técnica y su prudencia de uso, no podemos mediante la prohibición rechazar nuestra responsabilidad. Sería insensato, porque en realidad lo que estaríamos prohibiendo es nuestra anatomía, nuestra capacidad de invención.
Pero … ¿cómo pensar en una autonomía vigilada de la técnica?