La crisis

 [autor: George Grosz · Exequias · 1920]

¿Hasta qué punto los arquitectos se han aprovechado de la voluntad (o necesidad) de transcender que tenemos las personas para vender simbología? Las mayores de las veces han contado con el beneplácito del poder y por tanto sabían que poca gente se atrevería a ponerlos en juicio. Pero hoy en día no hay entidad que sea capaz de generar una utopía colectiva, una invención que sea creíble aunque sólo sea en los planteamientos. El discurso arquitectónico se encuentra en crisis, no por la situación consecuente que nuestra actuación orgásmica-económica de las últimas décadas sino porque está vacío de contenido. Y costará más tiempo pensar en cómo llenarlo que en que los mercados nos saquen de la crisis.

El último hombre

[cartel de la película: The last man on Earth · directed by: Ubaldo Ragona & Sidney Salkow]

Siguiendo el razonamiento de aquellos que dicen que la satisfacción que sentimos por nuestro mundo (los afortunados que nos ha tocado vivir aquí) nos ha llevado a la destrucción de la voluntad de cambio, hay que aceptar el final de la historia como verdad.  

Y si aceptamos que se ha terminado la historia tenemos que aceptar también que ha acabado la política ya que ésta tan sólo cobra sentido enmarcada dentro de la historia. Por lo tanto se generará un nuevo espacio público únicamente cuando vuelva a arrancar la historia. Si la acción es la negación a lo dado, a lo establecido, es cierto, ya nadie actuamos. Ahora sólo falta saber cuánto tiempo aguantaremos antes de hastiarnos viviendo en el eterno domingo en el que vivimos.

La Calle

[título: la calle ·  autor: Balthus · MoMA]

Vivimos en una mezcla rara de sociabilidad y egoísmo. Aunque renunciamos a una parte de nuestro egoísmo para no ser excluidos del grupo, no estamos dispuestos a renunciar de todas nuestras necesidades. Somos seres sociales por necesidad más que por naturaleza. Y claro, como consecuencia de esto, en un grupo existen personas con intereses distintos y con diferentes historias. No es cierto que todos tengamos que movernos en la misma dirección, por mucho que el proyecto moderno intente homogeneizarnos. Pero tenemos que guardarnos de poder compartir algo porque sin un compromiso común todo esto tampoco tendría sentido. La construcción de ese compromiso pasa por atender el espacio público, como ha pasado en los últimos meses en las acampadas de las muchas plazas del estado. A ver qué compromiso sacamos de esto  que no sea demasiado despótico…