[imagen: grabado s. XVIII, Giovanni Battista Piranesi]
Del pasado preservamos una arquitectura faraónica resultado de una actividad humana costosísima. Costosa en muchos sentidos: costosa en recursos humanos, naturales y materiales. Sólo somos capaces de imaginar dos modelos para explicar la construcción de dicha arquitectura: opción 1 – la gente estaba convencida de la utilidad de aquella construcción, necesitaba de lo que significaba para poder narrarse, o opción 2 – existía una organización jerárquica tan poderosa que podía someter a quien quisiera.
El modelo que lleva a construir nuestras foraonicadas (igual de costosas que las anteriores) de hoy en día, no podemos ni imaginárnoslo. Tampoco queremos quedarnos con una visión exclusivamente monetaria del asunto, tiene que haber alguna cosa más que algunos cuantos estén ganando mucho dinero.
