[Portada libro Vladímir Mayakovski, 1914]
Existe un discurso tecnoentusiasta que no llegamos a comprender. Vale, estamos todo el día revisando el feisbuk y el mail, pero esta hipercomunicabilidad no es proporcional a la posibilidad de crear una nueva realidad. Es más, una de las consecuencias de ese alejamiento de la realidad es que cada vez es más difícil comprender la realidad real e inmediata que nos rodea. La realidad virtual de los medios o de las comunidades digitales es fragmentaria y no facilita ni el recuerdo ni la memoria. Paradójicamente las tecnologías permiten la extensión ad infinitum de la capacidad humana de memoria y al mismo tiempo imposibilitan la facultad de recordar.
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