[fotografia Joel-Peter
Witkin, 1982, Le_baisier,
© Joel-Peter Witkin]
Los innovadores que quieren romper
con lo presente o simplemente poner en crisis las ideas comunes, muchas veces
son atacados desde una perspectiva moral. Hoy en día cuando nos hemos
convertido en una mercancía que obligatoriamente tenemos que vender para no malvivir,
hay poca gente dispuesta o no agradar a ser una amoralidad. Y no nos referimos
a ser desagradable, nos referimos simplemente a libre pensar, ese pensar que
alguna vez llega a ir en nuestra contra.
Los mundos de las artes (entre
ellas la arquitectura) hoy poseen un prestigio que ninguno de sus miembros
quiere perder aunque no de un duro, por lo menos su mercancía continua siendo
estética y no puede ser juzgada amoral.
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